lunes, 15 de junio de 2009

Carl y Ellie

Hoy vi algo que mucho tiempo quise evitar ver: el futuro.
Era una película. No trataba de finales dramáticos donde cada partícula del planeta quedaba dispersa por el universo o donde la raza humana era sometida por seres extraterrestres. No.
Esto era más crudo aún. Parecía ser una historia basada en mis padres.

La película comenzaba con la bella historia de conocerse por casualidad, de pequeños. Crecen, se casan y aunque no logran tener hijos, los protagonistas, Carl y Ellie, continúan su vida conforme al sueño de viajar y vivir juntos en un recóndito lugar del mundo... Tal como mi padre lo ha prometido.

De mis progenitores, siempre me ha llamado la atención lo opuestos que son, situación que nos ha dado más de un dolor de cabeza a mi hermana y a mí. La energía y explosión de mi madre que se llega a reflejar hasta en el mutable color de su cabello, pone a prueba día a día la paz y serenidad de mi padre.
En fin, Carl y Ellie, por distintos motivos van aplazando su sueño. La vida hace lo mismo con mis padres en la realidad; aunque hemos conocido hermosos lugares, faltan muchos aún y se está acabando el tiempo.
Ellie fallece poco antes de un viaje hacia el final del mundo, donde habían despositado los ánimos para continuar con su vida.
Mi madre cada mes descubre una nueva dolencia y hace poco, determinó que le quedaban no más de siete años de vida. Fatalismo? Puede ser... preguntémosle a la prima que murió la semana pasada de todas las enfermedades que padece mi madre... quizás me demore un poco en conseguir respuesta.
Al salir del cine con la visión y las vías respiratorias claramente inflamadas, mi padre no dijo nada. Su silencio y las lágrimas de mi madre me dieron a entender que todos, de una u otra forma habíamos hecho la misma asociación de personajes.
Construir sueños nos alienta a avanzar y más nos alienta ver cuando estos se cumplen. Carl logró cumplir su promesa de llegar al fin del mundo. Y espero, con todo mi corazón, que Carlos y Elizabeth lo hagan juntos.

Meditando camino al auto, dilucidé que tener familia también es un sueño, sentí que no había cumplido mal como hija; estoy en la mejor universidad del país e intento ser buena persona. Supongo que, por mientras, ser feliz y esforzada hará felices a mi Carlos y mi Elizabeth.

Ya en casa, respiré más aliviada. Mis sueños recién empiezan a formarse, falta mucho camino del que solo alcanzo a ver el principio. Hay muchas cosas que van a pasar antes de que vea frutos en mi vida, pero en este momento siento que no puedo avanzar sin un pedazo de mi corazón.

2 comentarios:

  1. Claro que puedes. Todos lo hacen. Incluso hay quienes avanzan sin corazón.

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