martes, 22 de diciembre de 2009

La nueva navidad

A penas comenzaba a sentirse la brisa de los espíritus de Halloween que dejaban el mundo terrestre, cuando ya sonaban las campanas de navidad.
Estimados, ya no hace falta salir a las tiendas para darse cuenta que todo se tiñe en colores cálidos y que la programación televisiva convierte rápidamente a todos en católicos empeñosos de transmitir el espíritu navideño, sea cual sea. Aparecen los panes de pascua rellenos de nueces, almendras, pasas y fruta confitada, que posee más opositores que adeptos. Las vacas agradecen al pavo poder pasar las festividades pastando y los abuelos se vuelven los protagonistas de la fecha, intentando parecerse cada vez más al Viejito Pascuero.
Sí, leyó bien; el término de "Viejito Pascuero" permite llegar al gran giro de esta historia y les hace recordar que existe gente bajo el ecuador.
Gracias a la solidaridad de los paises desarrollados, el calentamiento global ha permitido que pasemos las navidades más calurosas de la historia, causando más de un infarto a algún abuelito que se puso relleno, gorro, botas, guantes y chaqueta con más de 30°C de calor.
Aquí no hay nieve, ni renos, ni elfos, duendes, ni hojas de maple o trineos. Solo la comida de la Cena aporta las suficientes calorías para dudar si usar ese traje ajustado para la noche de año nuevo, donde tampoco existe la tía agarra-mejillas.
Tan impregnados estamos con la comercial imagen de la familia reunida en torno al pavo y la chimenea, que en algunos lugares se dispuso nieve artificial para mantener contentos -y frescos-a los niños, pues nadie se atreve a contarles de que viven justo al extremo opuesto del polo norte.