viernes, 25 de septiembre de 2009

La Flecha de Cupido

Siempre he pensado que en el momento que el dios del amor decide arrojar sus flechas, cada una es distinta, incluso las que han de estar juntas para siempre.

Cuando nací, a Cupido se le dieron una tanda de pequeñas flechas. Como a todos, apartó un par para los amores que uno cree que son amores eternos. Esos de cuando uno se enamora y piensa en el "juntos para siempre" aunque en el fondo sabe que no es así y por más que una se mate la cabeza pensando, las imagenes nunca son claras.
Lo que disfrazamos de amor eterno es solo un enamoramiento que dura unas semanas... o unas horas.

Mientras transcurría mi vida, Cupido se encargó de elaborar una nueva flecha, más consistente y hermosa. Con una punta filosa y de mango grueso, le puso especial esmero para que pudiera soportar el tiempo, la distancia y otras flechas que las quisieran romper desde fuera. Hasta que una vez, todo estuvo listo:

- y dime, por que no intentas ser más dulce conmigo?
- está bien, intentare ser más...d..dul..dulce

En ese momento sentí un golpe tan fuerte que pensé que el querubín mismo había embestido contra mi espíritu.

Ya han pasado tres años y me siento afortunada, pues Cupido fue muy cuidadoso al crear la Espada que esa noche atravezó medio a medio hasta el fondo de mi corazón.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Pasaje en Avión - Difuntos Correa




El pasado es pasado..no?

Mientras dormía entre tus brazos mi amor
Pensabas en resbalar
Tiendes a mirar las cosas
Atrapada en tu cristal

Me pena
Esa amarga carta que no pude mandar
Esa que decía que tu eres mi hogar
Techo, alimento, necesidad

Te regalo un pasaje en avión
Pero a mi cama regresa hoy
Odio me sobra amor te doy
La verguenza habla con el dolor

Te regalo un pasaje en avión
Sin vitaminas mi voluntad quedó
Odio me sobra amor te doy
Desde que te fuiste que yo no estoy

Tu mirada esconde algo mi amor
La verdad está detrás
Tiene forma de camino
Que ya comenzaste a andar

Me pena
si pedías norte te regalaba el sur
Tu me ves de frente y yo a contraluz
Pero necesito tu juventud

Te regalo un pasaje en avión
Pero a mi cama regresa hoy
Odio me sobra amor te doy
La venganza habla con el dolor

Te regalo un pasaje en avión
Sin vitaminas mi voluntad quedó
Odio me sobra amor te doy
Desde que te fuiste que yo no estoy
Desde que te fuiste que yo no estoy

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Otro Sueño

A diferencia de otros, no hace falta que mi subconciente esté bajo la influencia del alcohol para tener un sueño extraño. Basta un chocolate, frío y el niño de mis ojos.

A penas bajaba el sol se percibía una brisa helada; ella con solo acercarse podía cambiar el viento. Los autos pasaban a gran velocidad, nadie quería estar fuera de casa en ese momento. Se oían portazos y las ventanas se habían vuelto uno con el concreto de las casas.
Con mi familia nos refugiamos en un cuarto, todos vestidos de negro, sin movernos y en silencio. Ella aunque no podía ver, si sentía y olía la mirada de terror que provocaba en su víctima. De pronto, sentí la brisa demasiado cerca, un impregnate olor a humedad llegó desde el frente de la casa y recordé que había dejado mi ventana abierta. Sintiendo el miedo de mi familia (y dando fé de la estupidez de correr hacia el lado de la muerte no solo ocurre en las películas) llegué hasta mi cuarto.
Ahí estaba ella. Su cabeza de dragón negro estaba dentro olisqueando algo que comer. Sus escamas raspaban los vidrios y la pintura que rodeaba la ventana. Me reflejé en sus ojos rojos tal como en un espejo completo. Aun a contraluz pude ver mi reflejo casi en un espejo de cuerpo entero. Iba a ser asesinada por una dragón.
Corrí por el pasillo, desviándola de mi familia. Sentía su aliento cálido y húmedo que llenaba por completo mis pulmones sin dejarme respirar.
Al amanecer todo se había calmado. Estaba recostada en una pieza del fondo, afortunadamente intacta. En eso, mi novio me habló por teléfono. Le preocupaba que todas las noches mi ciudad fuera azotada por una criatura que se solía decir mitológica, pero era tan real como ver un perro en la calle.
Ya desde una oficina en un alto edificio, veía los destrozos que había dejado ella a su paso. De reprente, todo el mundo comenzó a correr y el típico golpe de las ventanas y las capas negras se hicieron presentes. Sin poder creerlo, la dragón se había colocado frente a mi. No sé si me veía. No sé si podía oler el pavor que se apoderaba de mi al verme solo protegida por un cristal polarizado. Y tampoco sé que me habrá impulsado a atravesar el vidrio al momento que ella embestía contra el edificio para acabar conmigo. La miré directo a los ojos rojos antes de saltar sonre ellos y quedar aferrada entre las escamas de su cabeza. Emprendiendo vuelo ambas quedamos por sobre las nubes que cubrían la ciudad.
En eso, desperté.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

2

Por más que muestren el sol brillando, zonas verdes y la cordillera nevada, Santiago me sigue pareciendo una ciudad muy gris. Todo los días cruzo el río que lleva de todo menos agua. La cordillera no se distingue, pero no precisamente por la nubes y caminar entre edificios que se sobreponen al ego, me predisponen a una tormenta que se desata cada vez que el tiempo no avanza dentro de una clase que considero superflua.
Mi vida, sobretodo estos meses, se ha vuelto (más) vacía. Hay personas que no puedo recuperar y otras que no puedo atrapar para volver a las andanzas juveniles. Varias veces me he cuestionado que distinto puedo hacer para escapar de la masa, que culminaría con mi destrucción si eso llegase a pasar. Ningún talento me hace especial o interesante, y lo que poseo es poco valorado. A quien realmente le interesa expresarse verbalmente con alguien y ser escuchado?
Por el momento, mi nueva batalla se da entre mi rebeldía y el sometimiento al estudio. Sí, tal como deducen, soy nueva en la universidad y en la vida. Y ahora los empates tienen sabor a derrota. Siempre.