jueves, 18 de junio de 2009

La Tienda de Sueños

Una noche, frustrada de los nulos frutos de mi estudio, decidí que algo más tenía que hacer por mi vida, si es que no lograba convertirme en abogada. Pensando y pensando, supuse que la mejor forma de hacerlo era poniendo algún local donde vendiera algo que la gente necesitase.
Pero... qué necesita la gente?

a) Dinero
b) Ropa
c) Sexo
d) Internet
e) Esperanza
f) justicia
....
z) coloque aquí su necesidad: ________

Iba a estar horas aún cuando cuando hiciera la encuestra vía facebook. Sin embargo, tuve una iluminación, todos me han dicho lo que sueñan tener... entonces la solución es clara como el agua destilada: pondré una tienda de sueños.

Presenté el proyecto. Constía en conseguir un equipo de psicólogos, abogados, modelos, profesores; algunos convenios con empresas de comidas, etc. Cualquier persona que estuviese dispuesta a contribuir por un sueldo que (idealmente) iría en aumento, sería aceptada luego de una entrevista. El trato con los clientes lo tomaría yo, de manera personal. Y en caso de que no dispusieramos de los medios para cumplir su sueño, pues, que pena.

Curiosamente, mis amigos ingenieros apoyaron el plan. Junto con ellos construímos una pequeña tienda cerca de mi casa. A la semana siguiente, me ayudaron a salir de los escombros y acompañaron a arrendar un local.
Bastó una semana para disponer del lugar, la renta era bastante aceptable. Con unos toques femeninos por un lado y otro, la tienda abrió antes de un mes.

Decidí que los volantes y la publicidad dijeran algo que no fuese tan atrayente, ya que con un "haga su sueño realidad" habría un grupo que lo tomaría como un juego y quienes llegaran, vendrían por desesperación, por lo tanto, su sueño sería bastante imposible. Concordamos que por ahora el lema diría "intentaremos cumplir su sueño".
- Eli, segura que van a llegar clientes? -me dijo mi compañero Jopito, cuando se cumplía una hora y tres tazas de café, desde que habíamos abierto.
- Si la gente cumpliera sus sueños, los finales "felices para siempre" no serían de los cuentos de fantasía.
Antes de que mi colega me pudiera replicar, sonó estridentemente la campanita sobre la puerta.

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